En una plaza con el gramado del campo de juego en pésimas condiciones, así entrenaba el plantel del fútbol femenino de River Plate. Foto: Gentileza.

Sin la presencia de River Plate, el torneo Clausura de primera división del fútbol femenino paraguayo arrancará el próximo fin de semana (10 al 13 de junio). Pero aunque suene irónico, para nada es sorpresiva la baja del peor equipo para el certamen venidero.

Y no confundir, cuando decimos peor equipo no nos referimos al nivel futbolístico. Sino al más pobre administrativamente hablando, si es que se puede decir que alguna vez hubo un "manejo serio". La primera pregunta que todos nos hacemos es. ¿Por qué River desiste de participar en el Clausura? ¿Es posible hacer eso?

Sí, es posible. Al no tener un equipo masculino compitiendo en la primera división, no está obligado a tener uno femenino. Aún así, se presentaron en este Apertura: apenas ganaron un partido, perdieron todo lo restante (12), anotaron seis goles a favor y encajaron ¡54! en contra. Se despiden siendo colistas tras cuatro años animando en el fútbol femenino paraguayo, pero lo futbolístico queda en segundo y hasta en tercer plano...

¿Por qué? Y es imposible hablar de fútbol cuando ellas fueron humilladas. Este plantel será recordado por superar diversos obstáculos y aún así tener la valentía de jugar por amor al fútbol, por amor propio y a la camiseta que defendieron con honores -y mejores resultados- en épocas pasadas, donde por ejemplo, habían derrotado a Olimpia, un equipo que sí tiene un apoyo total.

Sami Aguilera, última capitana y líder de las kelitas, se descargó con todo en las redes sociales contra el presidente Carlos Ortega, quien para ser sinceros, como máxima autoridad debe hacerse cargo de este papelón. "Una vergüenza como el presidente del club ni al profesor (Victorino Pedrozo) ni a nosotras nos avisó que ya no vamos a participar siendo que él se fue a solicitar para ya no estar en el Clausura", reza al comienzo el texto.

"Nunca tuvo ninguna consideración con nosotras, nunca nos dio ni un guaraní para ayudarnos. Este año se exigía seis contratos para seis jugadoras y ni siquiera a una sola se le hizo firmar. No nos daban indumentarias y teníamos que usar medias rotas, siempre nos decían las cosas por perder los partidos... Pero había veces donde las chicas no tenían para su pasaje, para desayunar y almorzar", cita la también estudiante de Derecho.

Basta con mirar las redes sociales del club para darse cuenta en dónde practicaban: en una plaza con el campo de juego en pésimas condiciones. Para un equipo que compite en una PRIMERA DIVISIÓN, es INACEPTABLE. Lo hacían en la plaza "De las Madres" en Ñemby. Porque siempre se puede ser peor, eso no bastaba...

No tenían indumentarias, apenas unas pocas pelotas y lo peor de lo peor: si el director técnico Victorino Pedrozo no llevaba agua para todas, las pobres jugadoras ¡tenían que beber agua sucia de la canilla para hidratarse! Eso sencillamente es repugnante e inadmisible. El agua potable es una necesidad básica para el ser humano y aún más para los atletas de un deporte de alto rendimiento.

Tal cual expresó la mediocampista y lateral por derecha, no tenían medias y jugaban con unas rotas. Al estar prohibido eso, se las ingeniaban para que las árbitras no se percaten y poder cumplir para afrontar los partidos. Apenas tenían la camiseta alternativa de la temporada pasada para usarlas en este Apertura 2022 y por si eso fuera poco, las arqueras tuvieron que soportar otro hecho vergonzoso más.

La juvenil (sub 18) juega de preliminar a la primera división. ¿Y qué con eso? Bueno... Para las arqueras había solamente ¡una camiseta! Es decir, la portera titular de la categoría absoluta tenía que esperar a que termine el partido de la sub 18 y usar esa misma camiseta, toda sudada y sucia, pero defendida con mucho honor. Por suerte, al menos ya están vacunadas contra el coronavirus (ya que anteriormente el protocolo sanitario no iba a permitir este hecho), pero sí, al carajo la higiene y dignidad.

Con profunda tristeza y vergüenza las jugadoras le decían de esta penosa situación a los veedores de cada partido, cuando estos iban a controlar si todo estaba en orden minutos antes de empezar cada encuentro. Como ya se supone, Samira contó que en los cuatro años que formó parte de River, nunca cobró un solo guaraní. Nada, ni para el pasaje o viático. En este torneo Apertura, ni ella y ninguna jugadora percibieron algo, jugando totalmente gratis.

Para pagar los costos de inscripción de las refuerzos, el club tampoco se hizo cargo. Las jugadoras tuvieron que ingeniárselas y hacer rifas para que sus colegas puedan jugar por el club. Así, entrenando en una plaza, sin indumentarias, sin agua, sin cobrar un solo guaraní y siendo humilladas, las "kelitas" no serán olvidadas y esto debe ser un ejemplo para que nunca más se repita.

Hay necesidades básicas que ya no pueden faltar y si hablamos de un fútbol femenino que va camino a la profesionalización, esto ya no debe pasar. A una semana del inicio del torneo, ningún dirigente se acercó a ellas para advertirles que ya no se presentarían, quedando colgadas y viéndose en apuros para emigrar a otro club en donde sí se las valore. Una situación lamentable, penosa y vergonzosa.

 

Ver esta publicación en Instagram

 

Una publicación compartida de samiaguilera (@samiaguilera05)